Foro de Ambientalistas de Junín

Un blog para la participación ciudadana de Junín y la región

Glifosato para todos y todas

Deja un comentario

970798_697907523568317_324603867_n¿Cuáles son las consecuencias del uso de los “fitosanitarios” como les gusta decirles? Para responder esto hay que saber que son venenos, en primer lugar. Matan insectos, hongos, o como el glifosato, a otras plantas. Cuando Monsanto lo inventó, utilizó gran parte del conocimiento acumulado en guerras como la de Vietnam o contra la guerrilla de Colombia. Usaban los herbicidas para que los objetivos militares estuvieran sin la protección de los árboles.

Los herbicidas (“matar plantas”) como el glifosato tienen amplio espectro: matan la planta que toquen, salvo la soja RR que está modificada genéticamente para resistirlo y no morir. ¿Pero, y el humano? Andrés Carrasco fue un biólogo que dedicó los últimos años de su vida a investigar, en soledad y contra viento y marea, el impacto sobre los animales vertebrados. Publicó en 2009 su investigación sobre los efectos adversos sobre la salud que tiene este producto creado por Monsanto. ¿Quiénes están hoy investigando este tema? Al parecer, sin Carrasco estamos huérfanos ya que es un tema que molesta a gente poderosa.

Aunque desde marzo de 1996, fecha en que se aprobó en trámite express la soja trasngénica con uso de glifosato, se tiran millones de litros de esa sustancia sobre los campos argentinos, no conocemos a ciencia cierta qué demonios hace en la salud humana, o sí, pero poco, no todo lo que necesitamos saber. Hasta hace poco en Argentina habían 19 millones de hectáreas (el 56 por ciento de la superficie cultivada) con soja mutada genéticamente, lo que implicaba tirar sobre el suelo como mínimo 200 millones de litros de glifosato. 200 MILLONES DE LITROS de lo que sea, es mucho, merece ser estudiado. En 2009 una comisión de notables, a cargo de la presidencia de la nación, se encargó del tema. También en tiempo record se expidió: 130 carillas de comentarios que eluden establecer algo concreto.

Junín y los municipios

Las zonas urbanas y los poblados cercanos a los campos con soja comenzaron a verse afectados por las fumigaciones. No sólo fue el caso del barrio de Ituzaingó, en Córdoba, en el que la Justicia prohibió fumigar con agrotóxicos cerca de zonas urbanas, de a poco los municipios fueron implementando reglas para la manipulación de “fitosanitarios”, o agrotóxicos, como preferimos decirles. Junín tiene una ordenanza que no se cumple, sancionada hace un año. La mayoría de los municipios se ocupan de establecer distancias de aplicación a una zona poblada o con un espejo de agua posible de ser contaminado.

Mientras tanto la provincia establece por ley que este tipo de productos debe ser vendido bajo receta de un profesional. No se puede ir a la ferretería y comprar glifosato como si se pidiera un litro de fluido manchester. ¿Hay algún motivo para que esto pase? La peligrosidad del producto. Los agrónomos son quienes tienen que firmar las autorizaciones de compra, y se hacen responsables de dónde será aplicado. Hay un sentido común en que deben usarse en campo abierto, lejos de la población. Por lo tanto está prohibido su uso en zona urbana, cerca de escuelas rurales, parajes y ríos o lagunas.

Pese a todo esto, el municipio de Junín fumiga todos los veranos las zonas linderas de las vías del tren con la sustancia glifosato. Este dato fue admitido, varias veces y a diferentes integrantes de este foro, por fumigadores. Ellos sí admitieron que estaban usando glifosato y que era el municipio quien le suministraba el producto. Aunque los fumigadores de vías no rien, ellos se enojan cuando uno les cuestiona: “Nosotros también vivimos en Junín y nos importa la salud de nuestras familias”, contestan. Claro que el hecho de que se esté violando la ley no importa a nadie. Luego vino la escena que narramos esta semana, la fumigación del cemento. ¿Quieren que analicemos si hay restos de glifosato en la avenida San Martín?

El uso y abuso del glifosato como si fuera repelente para mosquitos llega a los vecinos comunes, desconocedores de lo legal y de la salud pública. “Vecino, ¿fumigando con mochila? Qué sofisticado”, le pregunté a uno que vive cerca de casa. “Sí, con esta lluvia está terrible el pasto”. “Y claro -le dije cómplice- si ahora hasta amenazan con multar por no cortar el pasto… este Meoni”. El tipo se sonrió, gané su simpatía. Entonces le tiré: “¿Glifo, no?”. “Sí, me quedó un poco de lo que usamos en el campo, si querés te paso para tu vereda”. “Paso, prefiero cortarlo”, le dije.

La escena es más común de lo que podemos imaginar. Nuestros chicos andan por veredas rociadas con glifo, respiran el aire que las avionetas perfuman con glifo, toman el agua que se saboriza con glifo, y por nuestras venas, obvio, circula el glifo, como lo demostró la campaña Mala Sangre, que algún día vamos a impulsar en Junín para demostrar lo que decimos.

Por ahora nos conformamos con que tegan un mínimo de cuidado y responsabilidad, ¿no les parece?

544474_697907573568312_1161974730_n

Podés dar tu opinión acá